Algunas diferencias importantes entre el calostro y la leche madura nos ayudan a comprender la importancia del primero y a dejar de lado la idea errónea de que el calostro “no sirve” o “es dañino” y que es mejor desecharlo. (aporte de esta informacion del espacio LLLI)
La conclusión que podemos sacar es que el calostro está adaptado a las necesidades del bebé, haya nacido a término o sea prematuro. La elevada tasa de factores protectores lo protege en ese período de transición de un medio estéril a la vida donde empieza a ser colonizado por miles de bacterias y microbios.
El calostro es habitualmente más amarillo y espeso que la leche madura.
Leucocitos y células epiteliales juegan un papel primordial en la protección del bebé recién nacido. Son células vivas y están por millones en cada mililitro de calostro.
Las inmunoglobulinas pueden tener una tasa cien veces más alta en el calostro que en la leche madura. Por eso se dice popularmente que es la primera vacuna del bebé.
Sus propiedades laxantes favorecen la pronta eliminación del meconio, evitando problemas derivados de la ictericia.
Favorece la estabilización de la glicemia en el bebé.
El calostro contiene tasas muy elevadas de vitaminas liposolubles: 5 a 10 veces más de carotenoides, tres veces más de vitamina A y 2 a 4 veces más de vitamina E.
En cambio, las vitaminas hidrosolubles están en menor proporción a excepción de la vitamina B12, importante para el desarrollo del sistema nervioso del bebé.
El calostro disminuye el riesgo de enterocolitis necrosante en los bebés prematuros, debido a su alto contenido de moléculas antioxidantes y anti infecciosas.
Los oligosacáridos son azúcares ligados a las proteínas y lípidos. Están en mayor cantidad en el calostro y tienen una función nutricional pero también un papel protector.
Las hormonas y otras sustancias presentes en el calostro ayudan a que tejidos como el cerebro, los músculos esqueléticos y el tubo digestivo aumenten la síntesis proteica. Son la cortisona, la insulina y factores de crecimiento epidérmico, entre otros.
Los nucleótidos aumentan la producción de anticuerpos, la absorción del hierro y la síntesis de ácidos grasos, entre otras funciones.
Su riqueza de proteínas, aunada a la poca presencia de lípidos, está adaptada a la reservas nutricionales del recién nacido así como a sus necesidades.
Tiene propiedades antioxidantes debido a una molécula similar al ácido ascórbico que contiene en cantidad importante.
Los factores anti infecciosos están en proporciones mucho más elevadas en el calostro de madres que han tenido hijo prematuro.
Aunque nos parezca que es poca cantidad la que producimos de calostro, no debemos olvidar que la capacidad del estómago del recién nacido es muy reducida, y por ello que demandará alimento muy a menudo.
No se debe suplementar al bebé con fórmulas o con agua, ni siquiera en los meses más cálidos, basta con ofrecer más a menudo el pecho al bebé para tener todas sus necesidades cubiertas.